Esta es una entrada traducida de la serie Raw Nerve de Aaron Swartz. La entrada anterior es Mírate objetivamente.
Cuando comienzas a ejercitarte, es un poco doloroso. No salvajemente doloroso, como tocar una estufa caliente, pero lo suficiente para que si tu única meta fuera evitar el dolor, definitivamente dejarías de hacerlo. Pero si continúas ejercitándote… bueno, simplemente sigue siendo más doloroso. Cuando terminas, si realmente te esforzaste, usualmente te sientes exhausto y adolorido. Y a la mañana siguiente es todavía peor.
Si eso fuera lo único que sucede, seguramente nunca lo harías. No es tan divertido estar adolorido. Pero aún así lo hacemos – pues sabamos que, a largo plazo, el dolor nos va a hacer más fuertes. La siguiente vez podremos correr más y levantar más antes de que el dolor comienze.
Y saber esto hace toda la diferencia. De hecho, comenzamos a ver el dolor como un tipo de placer – se siente bien llevarse a uno mismo al extremo, enfrentar el dolor y volverse más fuerte. ¡Siente cómo quema! Es divertido amanecer adolorido a la mañana siguiente, por que sabes que es una señal de que te estas volviendo más fuerte.