Pensemos en la siguiente situación: de repente, te encuentras en el mar. Tienes que nadar hacia una de muchas islas que hay. Si las islas no se ven e intentas encontrar una por casualidad sería difícil llegar a una de las islas. Sin embargo, imaginemos ahora que hay una voz que te dice hacia dónde sería bueno nadar. Vaya, la voz no sabe exactamente cómo guiarte a alguna isla, pero sabe que «hacia el norte hay muchas islas» o que «siguiendo esta ruta evitarás las medusas». Seguir leyendo…
El doctorado en Ciencias Matemáticas en la UNAM
Por Leonardo Ignacio Martínez Sandoval