Amigos y familiares. Compañeros de distintas actividades matemáticas. Me gustaría compartirles una decisión personal importante.
Para tomar esta decisión he puesto en la balanza cuidadosamente varios aspectos de mi vida: la vida profesional, la convivencia, la afectividad. Me he asesorado con seres cercanos para enriquecer la decisión final con distintos puntos de vista. A ellos agradezco sus comentarios y les aseguro que fueron considerados.
Dicen que «serendipia» es la palabra que se usa cuando uno realiza un descubrimiento afortunado e inesperado. Creo que no hay mejor forma de describir mi contacto con la Olimpiada Mexicana de Matemáticas. Conocí la OMM en el último año que podía participar. Pero un año me bastó para darme cuenta que era un proyecto único al que me gustaría dedicar una parte importante de la vida.
Al terminar mi participación como concursante, decidí incorporarme al gran grupo de voluntarios que vuelven el proyecto posible. Desde que comencé con el nivel estatal, hasta ahora que trabajo en el Comité Nacional me he encontrado con gratas sorpresas. Me he dado cuenta que la OMM no sólo es un concurso. Es toda una red de personas comprometidas con la educación y es una comunidad. Cada día encuentro cosas que renuevan mi compromiso y refirman que el camino que he tomado es el que quiero recorrer. Hoy les comparto la siguiente decisión:
He presentado mi candidatura para Presidente de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas, cuatrienio 2016-2020.
En el transcurso de los últimos años he visto cómo a través de la Olimpiada se han cosechado grandes logros. La Olimpiada Mexicana de Matemáticas es un proyecto exitoso y cada día alcanza más. Del mismo modo, he notado cómo varios miembros de la comunidad han hecho sugerencias que abren áreas de desarrollo importantes. Mi plan de trabajo gira en torno a dar continuidad a lo que ya se hace y a incorporar nuevas propuestas.
Suena a una labor grande, que definitivamente supera a una persona. Como siempre, el éxito dependerá del apoyo de investigadores, entrenadores, profesores y técnicos. Del incansable grupo de voluntarios. Y también de la comunidad que nos rodea. La Olimpiada somos todos.