Estoy super feliz.
Hoy, 22 de enero de 2019, vi por primera vez en mi vida nevar.
Lo más cercano qué había visto antes era aguanieve (en Guanajuato), y nieve ligera (en Nueva York). También había visto nieve sucia acumulada en el piso (en Bucharest).
Pero todas esas experiencias se quedan cortas. En esta, es como si cayera algodón microhexagonal, pintando el suelo de un precioso blanco teñido de azul por su reflejo del cielo. Los copos caen con suavidad, pero con firmeza. Con asertividad.
Me han dicho que disfrute este evento pues después cuando la nieve es cotidiana se puede volver molesta e indeseable. Tal vez suceda, pero hoy la veré con los ojos de un niño que descubre el mar.
Algunas imágenes: