Un ángel es esa, ese o eso que de repente cambia la vida para bien, sin ningún motivo aparente. Sin ninguna razón o justificación.
Hacer que un ángel llegue no es una cuestión de talento, ni de trabajo, ni mucho menos es algo que se pueda adquirir. No hay tal cosa como «atrapa-ángeles». Una llegada angelical requiere, perdón, vil suerte. La llegada de un ángel es algo que simplemente se da mágicamente, así, nada más.
Una vez que hace su labor, se va. Así como llegó. Esta es una característica fundamental de los ángeles. Básicamente, si llegó algo para bien y no se fue, no era ángel. Seguro que era algo importante, pero era algo más. No un ángel.
Todos, en algún momento, tenemos ángeles. Algunos, en algún momento, son ángeles.
Ese ángel, si realmente lo fue, jamás se irá del todo…