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Veintiocho

Por Leonardo Ignacio Martínez Sandoval

Hace poco un amigo en Israel me preguntó «en el fondo ¿qué se celebra cuando uno celebra su cumpleaños?». Por supuesto, la fecha está asociada con la fecha de nacimiento, pero ¿cuál es el significado? Cada quien tiene derecho a tener su propia respuesta y celebrar por su propia razón. Hay quienes piensan que es una celebración anual del hecho de haber nacido, como las celebraciones de día de la independencia. Hay quienes, desde un punto de vista nihilista, opinan que celebrar un año más de vida es celebrar un año menos de vida. También se puede opinar que, como en año nuevo, es una celebración para recibir a un año que va llegando.

En realidad nunca me lo había preguntado yo mismo y creo que con el paso de los años he cambiado de opinión. Este año ha sido particulamente bueno, y me parece que hay una alternativa más: en el cumpleaños también se puede celebrar y agradecer todo lo que ocurrió en el año anterior.

Desde ese punto de vista, hace falta hacer una aclaración. Cumplir una edad específica quiere decir haber vivido esa cantidad de años. El ejemplo más fácil es cuando cumplimos un año: llevamos exactamente 12 meses en el mundo. De esta forma, al cumplir 28 años se puede pensar, si se quiere, que es momento de agradecer lo que pasó en el año 28 de vida.

Quizás mi mejor forma de expresar este agradecimiento es a través de las matemáticas. En teoría de números, el 28 es un número especial: es un número perfecto. Se conoce como «números perfectos» a aquellos que son iguales a la suma de sus divisores positivos propios.  El número 28 cumple esto pues sus divisores propios son 1, 2, 4, 7 y 14.

Quizás sea algo extremo decir que uno vivió un año perfecto. De hecho quizás hasta puede ser peligroso creer que nada puede mejorar. Pero para mi este año fue muy cercano a esto. Tras terminar el doctorado, el año comenzó con una vida propiamente profesional como investigador, a través de un postdoc. Esto me llevó a tierras lejanas, en donde he conocido una cultura y un lenguaje muy diferentes y muy interesantes. El año también trajo un gran reconocimiento de la trayectoria que he recorrido mediante un premio internacional. Y como cereza en el pastel, el proyecto de Olimpiadas Universitarias que impulsé finalmente llegó a una de las metas que tuve desde el inicio: que México llegara a la cima de la competencia.

Ahora, es cierto, este año extrañé a mi familia y amigos, y me encantaría poder estar más cercanos a ellos. Cerca de los proyectos en México. Pero con respecto a esto, estoy seguro de que esta es una etapa temporal, y de que las experiencias vividas serán fundamentales para mi vida cuando regrese.

Ahora comienza el año 29 de vida. El número 29 también tiene otras propiedades matematicas interesantes, por ejemplo, es un número primo.  Y otros números también lo son. Quizás una de las partes bonitas de mi profesión es poder encontrarle a los números algún significado más allá de una cadena de cifras. Una especie de zodiaco matemático que nos hace creer, sin justificación formal, que una particularidad abstracta se traducirá en una especie de amuleto.

Esperemos que los siguientes años sean interesantes, como cada uno de los números. Ya veremos qué nos trae el futuro.