Reflexiones sobre el Doctorado en Matemáticas

Por Leonardo Ignacio Martínez Sandoval

El Doctorado en Ciencias Matemáticas ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Cuando terminé la licenciatura me encontré con la dificultad de tomar una de las «grandes decisiones de vida». ¿Qué quiero hacer? ¿Realmente quiero seguir con el posgrado? Lo dudaba pensando en el impacto que esto tendría: especializado pero limitado. Como alternativas, en mi mente rondaron algunas ideas como una maestría en finanzas o economía, o alguna profesión relacionada con la programación. Después de platicar con conocidos y considerar varias opciones, el doctorado directo pintó para ser una opción flexible y decidí intentarlo «para ver qué tal». 

En el camino me he encontrado con buenas sorpresas. Por un lado, he podido conocer la investigación en matemáticas mejor y ahora entiendo más sus matices y las razones por las que es algo emocionante. Gracias al apoyo de mis asesores y colegas aprendí no sólo la teoría y las técnicas, sino también el modo de vida y los gajes del oficio. Esta isla que uno busca en el doctorado, apareció. De hecho apareció más de una. Lo que pensé que inicialmente sería un paseo por la combinatoria se transformó en una jornada por la geometría discreta, el álgebra y hasta la topología. Lo que inicialmente era un doctorado en la UNAM por serendipia se convirtió en un programa conjunto con la Université de Montpellier.

Pero no sólo eso. En paralelo, gracias a una inmensa flexibilidad por parte de mis asesores y la confianza de diversos académicos, también he podido ser partícipe de diversos proyectos de impulso de las matemáticas: el doblaje de cientos de videos para Khan Academy; la concepción y desarrollo de un proyecto de concursos matemáticos universitarios en la UNAM; la continuidad de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas; la difusión y divulgación en la Unidad Juriquilla del IMATE. He sentido la satisfacción de ver el impacto positivo que estos proyectos han tenido.

Tanto la parte de investigación como la de impulso matemático han sido acompañadas por numerosos viajes dentro y fuera del país. Por el descubrimiento de nuevas culturas, nuevos idiomas, nueva comida. Y sobre todo, nuevas personas maravillosas. También ha sido una etapa para conocer la independencia personal, con sus altas y sus bajas. En fin, una experiencia íntegra.

En retrospectiva, el concepto «grandes decisiones de vida» no es algo que se aplique a las acciones que vamos a hacer, sino a las metas perseguimos. Lo que nos sucede, lo que logramos, lo que vivimos, todo ello es resultado de pequeñas acciones que se hacen día a día basadas en una filosofía general. Y en este proceso es contar con una amplia red de seres queridos que ofrecen su apoyo profesional y emocional.

En fin, como cada ciclo, el Doctorado también tiene que terminar para dejar paso a nuevas etapas de la vida. La defensa de tesis será en Ciudad Univesitaria, UNAM. La fecha platicada con sinodales y asesores es el 12 de enero de 2016. Si bien esta fecha es altamente probable, la certeza de fecha y la precisión del lugar dependerá de que las últimas fichas de una fila de dominós de trámites caigan. De acuerdo con los lineamientos de la UM, el examen debe ser abierto al público. Me sentiría muy feliz de contar con su presencia.

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