Archivo de la categoría: Política

Titular engañoso: «AMLO pide 53% más para publicidad»

Por Leonardo Ignacio Martínez Sandoval

Otro ejemplo de titular «a medias». Dice la verdad, pero igual es polarizador y mal hecho. Esta vez de diario Reforma, con respecto al Presupuesto 2019: «(AMLO) Pide 53% más para publicidad».

AMLO se compromedió a reducir en 50% el gasto en publicidad del gobierno. El titular hace luego luego brincar y decir «oh, qué terrible, miren cómo incumple sus promesas». Y esta vez parece ser que los quejosos tienen razón, ¿cierto? ¡Falso!

Es totalmente cierto que AMLO pidió más en este presupuesto que lo que se pidió la vez pasada. Pero Peña tenía su truco: pedía algo al inicio, y en el transcurso del año se iba a más del doble. Por ejemplo, en la gráfica se ve cómo en 2017 pidió ~5000, pero gastó >10000 (millones de pesos).

Así, incluso si AMLO se gasta sus ~3600 millones que pidió, y aparte se gasta otros ~1400, y luego se compra un Gansito, todavía estaría gastando 50% menos que lo que se gastó el gobierno anterior en 2017 (la cifra disponible durante la campaña).

Gráfica hecha de Sin Embargo, con datos del Sistema de Comunicación Social
 https://www.sinembargo.mx/22-08-2018/3460445

El uso de notas periodísticas, teoría y otras fuentes de información está bien: nos informa, nos ayuda a argumentar, nos hace encontrar puntos en común. Pero el uso del título de una nota, sin más análisis, sí es desidia que sólo polariza y crea desconfianza artificial.

El salario de los jueces y la Constitución

Por Leonardo Ignacio Martínez Sandoval

Primera parte

Recientemente El Universal publicó una nota: «Suspende Corte reducción salarial de AMLO» (enlace abajo). Me gustaría tomarlo como ejemplo de un título, en el mejor de los casos, mal hecho, y en el peor un título intencionalmente polarizante.

De lejos el título da dos impresiones, la de «lero lero, AMLO no va a poder cumplir con nada de sus promesas» y por otro la de «qué terribles son los jueces». Cada quien puede extrapolar el título como guste y mostrarlo como evidencia de su postura política.

Pero el título es muy engañoso. La situación no está tan terrible como parece. Les cuento lo que encontré leyendo la nota, artículos relacionados y unos cuantos cachos de las reformas constitucionales y sus artículos transitorios.

Como contexto, los diputados fijan los sueldos de los funcionarios de gobierno. El logro de que se aprobara la Ley Federal de Remuneraciones es que regula cómo los diputados los asignan (histórico por sí mismo). Lo que los jueces suspendieron es la aplicación de esta Ley Federal de Remuneraciones para este ciclo, en lo que se aclaran recursos legales presentados por la oposición. La parte importante es: aunque la Ley esté suspendida, de cualquier forma, los diputados pueden fijar casi todos los salarios como gusten.

Incluso el artículo de El Universal lo aclara tangencialmente: «la medida de suspensión no impide aumentar o reducir los sueldos como así lo consideren». Siendo mayoría la facción de Morena, de cualquier forma establecerán las disminuciones de sueldos que se buscan. Bueno, casi. Esto es seguro en el caso del ejecutivo y legislativo.

Con el caso judicial, la medida es más complicada de ejercer. Como referencia, pongo un documento de artículos transitorios más abajo. Lo relevante es el artículo tercero transitorio de la página 70.

Pero bueno, para no confundirlos con términos legales, va un resumen. En efecto, parece ser que los salarios del poder judicial (ministros, magistrados y jueces) están blindados por el momento. De acuerdo al artículo citado, ellos tienen derecho a que no se baje su sueldo mientras dure su cargo. Hay que notar que este artículo transitorio fue decretado por EPN. Bastante criticable en vista de la diferencia abismal entre los salarios del poder judicial y la población promedio.

¿Esto quiere decir que ya valió la propuesta de AMLO para sueldos? Siendo matemáticamente estrictos, pues sí la tiene difícil de cumplir en su totalidad. Pero la vida no es matemáticamente estricta. Por el momento los diputados sí pueden efectuar las reducciones que quieren en el ejecutivo y el legislativo (al presidente, senadores y diputados), pero para el judicial se tendrá que realizar un cambio constitucional, que es más difícil pues la mayoría que se requiere tiene que ser, eh, mayor. Aquí es importante una presión social hacia diputados de la oposición y hacia los magistrados mismos.

Me gustaría agregar que la propuesta de AMLO no sólo incluye bajar los sueldos a los que ganan mucho en el gobierno, sino también subir sueldos a quienes ganan poco. Esta parte también se va a poder realizar.

En resumen: sí se están dando pasos concretos, evidenciables y tempranos hacia el cumplimiento de una de las promesas de campaña.


Segunda parte

Hoy me eché otro clavado en La Constitución, sus reformas y artículos transitorios para entender de fondo la polémica nacional de reducción de sueldos al poder judicial.

Es medio una continuación de mi post anterior. Como contexto, el otro día mencioné que la reducción de salarios es fácil de implementar en el poder ejecutivo y en el legislativo, y que la facción de Morena y aliados puede pasar la disminución correspondiente, avanzando hacia cumplir las promesas de campaña de la plataforma. Lo que no era claro es qué pasaría con jueces, magistrados y ministros.

Por una parte, los representantes del poder judicial dicen que La Constitución apara su derecho a que no se les bajen los salarios. Por otro lado, la Cámara de Diputados dice que La Constitución los respalda pues afirma que nadie debe poder ganar más que el presidente. Lo curioso: ambos tienen razón.

El artículo 94, en su antepenúltimo párrafo, dice «La remuneración… (de servidores judiciales)… no podrá ser disminuida durante su encargo.» El artículo 127.2 dice: «Ningún servidor público podrá recibir remuneración (…) mayor a la establecida para el Presidente…».

Viniendo de un contexto matemático, uno gritaría «¡Contradicción! Por reducción al absurdo La Constitución no existe. QED.». Pero no podemos hacer eso en la vida real. Desde mi punto de vista, el desahogo de la situación va por la siguiente vía.

Hay que comenzar haciendo una distinción entre tener un derecho, ejercerlo y ejercerlo responsablemente. Las tres son cosas substancialmente diferentes. Consideremos el derecho a la libertad de expresión. Es perfectamente válido tenerlo. Yo, como ciudadano, puedo ejercerlo (dando mi opinión, comentando con terceros, etc) o no (sólo aceptando opiniones ajenas, etc). La Constitución otorga el derecho, pero no forza su uso. Pero más aún, aunque este derecho esté otorgado, es incorrecto ejercer el derecho de manera irresponsable. Un ejemplo sería ejercer el derecho de libertad de expresión para incitar al odio o propiciar la calumnia, lo cual choca con otros derechos constitucionales otorgados. Hasta ahora en lo que quiero hacer énfasis es en que, incluso existiendo «derechos constitucionales contradictorios», hay principios subyacentes adicionales que nos dicen si algo es correcto.

Con esto en mente, tenemos dos artículos constitucionales contradictorios: uno que forza a bajar el sueldo de funcionarios judiciales, y otro que les otorga el derecho de mantener el sueldo que tienen. Los jueces, magistrados y ministros tienen ese derecho constitucional, pero no están obligados a ejercerlo. Ejercerlo perjudica de manera directa a otro principio constitucional, pero además de manera secundaria afecta a todos los terceros que no se pueden beneficiar si se impide la disminución de sus sueldos. Desde mi punto de vista, el que los miembros del poder judicial quieran ejercer su derecho dado por el artículo 94 entraría en el «uso irresponsable de derechos», sobre todo en vista del contexto de disparidad socioeconómica que tenemos.

En resumen: ambas partes tienen apoyo de (y por lo tanto violan) principios constitucionales. No tiene caso citar al 94 o al 127 y clamar que «el otro bando es un anticonstitucionalista», si a la par se ignora que el otro artículo también está ahí. Ya que ambos artículos están ahí, ¿cuál es la decisión que refleja mejor los intereses conjuntos del pueblo mexicano? ¿cuál es la intención que tenían esas leyes originalmente? ¿en cuál situación ambas partes ejercen (o no) sus derechos de manera más responsable?

Mi respuesta se infiere de mi texto. ¿Qué piensan ustedes?

El enfoque del proyecto de AMLO

Por Leonardo Ignacio Martínez Sandoval

Hoy entra Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. He estado pensando en este evento. Me gustaría ofrecer algunas palabras al respecto.

Con lo que me gustaría empezar, es con decir que la presidencia de AMLO y su toma de decisiones no va a estar pensada en ti, quien formas parte de mi círculo social. La mayoría de mi círculo social es talentoso y está saliendo adelante en la vida. Nuestras familias han luchado, pero ello no quita que la gran mayoría de nosotros empezamos desde un punto cómodo. La presidencia de AMLO está enfocada principalmente en el más de 50% de personas en México que no vemos, que batallan por llevar alimento a sus casas y que optan por tomar caminos extremos. Ese es el discurso de campaña y no nos tiene que sorprender. Van a ser seis años en los que las decisiones de gobierno no será obvio cómo cuadran con nuestro contexto de clase media para arriba. Personalmente lo veo bien, y cuadra con mi filosofía de vida. El discurso de «esforzarse para salir adelante» sólo tiene sentido si a todos se les ofrecen las mismas oportunidades.

El siguiente punto que quiero mencionar es que esta predilección de toma de decisiones no va a desatar ningún malestar irreparable en este círculo social. Me angustia y me apena el alarmismo con el que algunos pocos de mis contactos advierten de un apocalipsis económico-social. Lo digo con todas sus letras: esto no va a ser así. AMLO y su equipo seguro tendrán errores, pero no vienen con radicalizmos idiotas. Los cambios que quieren meter los meterán desde las figuras legales correspondientes y sin abuso de poder. Las cámaras ya están presentando iniciativas anti-corrupción, de abolición de fuero, de reducción de salarios a altos funcionarios, etc. Algunas pasarán, algunas se atorarán, pero todas estas son históricas. Están regresando el poder a la gente. Mucho, mucho más de lo que se puede decir de gobiernos anteriores quienes se aferraban a sus cargos, prestaciones y beneficios políticos.

Lo tercero es que esta transición de poder hacia la ciudadanía va a venir con gran responsabilidad tanto para el gobierno como para la gente. Esto lo vimos en recientes días con la realización de las encuestas. Algunos en el FB criticaban el «preguntar a la gente cosas de las que no saben». La crítica me parece totalmente desubicada. El problema no es pedir la opinión de la gente, sino, precisamente, la falta de conocimiento causada por el mismo gobierno prefiriendo tener una sociedad entretenida que informada. Y no, no estoy cegado de los errores logísticos que tuvieron estas encuestas. De hecho critico la forma en la que se realizaron, pero admiro el fondo que tienen. Habrá que seguir practicando informar y consultar a la ciudadanía para que cada vez nos salga mejor y mejor.

Finalmente, me gustaría reiterar las palabras con las que empecé el año. La política es, por naturaleza, polarizante. Pero no por ello nos tenemos que dejar llevar por esta inercia. La política es también una oportunidad sensacional para continuar aprendiendo. En vez de hablar hacia el mundo desde el bando de los chairos, o desde el bando de los fifís, sería genial que discutiéramos desde el bando de los físicos, de los economistas, de los desempleados, de los artistas, de los matemáticos, etc. No como una competencia, sino como una colaboración. En vez de mencionar «lo horrible o fantástica que es una decisión», puedes compartir mucho más si explicas la teoría teológica, ecológica, social o experiencia personal desde la que basas tu opinión. Así aprendemos más y aprendemos a ver el mundo desde distintos ojos.

Si algo se ganó indudablemente en estas elecciones, fue por lo menos esperanza. No la tiremos a la basura. ¿Qué tal que la guardamos en la mesita de noche y la vamos dosificando durante el sexenio para que sigamos confiando en que podemos hacer las cosas mejor para todos?